La llegada del Comandante

Mientras la lanzadera recorria los últimos kilometros el comanndante contemplo atonito la gran masa a la que se acercaba.
Por supuesto, ya la había visto con anterioridad. Conocía sus planos, sus especificaciones, y la ficha de cada uno de los tripulantes que iban a ir a bordo, pero no por ello dejaba de impresionarle Era la primera nave con capacidad para salir de la Galaxia conocida, y el iba a ser su comandante. La iba a tener bajo su mando, si todo salia bien, al menos durante los próximos tres años, en un viaje de exploración de los sistemas cercanos. Estaba claro que otras naves vendrían después, siguiendo su rastro, pero ninguna como la Aurora.

La pequeña lanzadera se acoplo con cuidado a la gran nave. El acceso se presurizo y el comandante entro por el pasillo. Sabia que ese era el control de acceso, si bien habían muchos otros accesos secundarios por los que se podía acceder con la autorización del puesto de mando y con la tarjeta de acceso No era el primero en embarcar, claro. Decenas de tripulantes y técnicos estaban ya abordo ultimando los preparativos de la partida. Aún así, se sintió como el explorador que tocaba nuevo mundo mientras recorría el pasillo de entrada.

El ordenador de abordo verifico su identidad con una suave voz femenina y le dio su tarjeta de acceso, una que le daba acceso a todas y cada una de las secciones de la nave (incluso a los accesos femeninos, pensó fugazmente mientras se reía de la broma). La tomo, respiro hondo, y se adentro en su nuevo hogar.